lectores

Todos los voluntarios mayores de 18 años deben estar capacitados en Virtus y se les deben tomar las huellas digitales.
Comuníquese con la oficina parroquial para obtener más información.

¡Proclama la Palabra!

Si usted o alguien que conoce puede estar interesado y sentirse llamado a servir como ministro de la Palabra en nuestra parroquia, comuníquese con Robert Googooian para obtener información sobre cómo comenzar.


No se requiere experiencia previa, sólo el deseo de proclamar la Palabra de Dios con alegría y la capacidad de hablar con claridad. Se proporcionarán capacitación y cuadernos de trabajo anuales. También se espera que los lectores activos asistan a capacitaciones de actualización anuales.


Todos los lectores pueden solicitar un medallón de lector a la oficina. Las etiquetas de nombre están disponibles previa solicitud por una pequeña tarifa.


“El Señor Dios me ha dado una lengua entrenada, para saber hablar al cansado una palabra que lo despierte”. (Isaías 50:4)


Contacto

(Inglés)

Robert Googooian

+

rmgoogooian@sbcglobal.net



(Español)

Gabriela Padilla

1.661.904.5541

Recursos

Lecturas diarias (USCCB) Discusiones sobre lecturas Pautas para lectores (Arquidiócesis de Los Ángeles) El lector en misa (USCCB) Días de formación litúrgica (Arquidiócesis de Los Ángeles)

Ministerio del Lector – Douglas Leal

Notas de la capacitación de Douglas Leal (2014) Abriendo la Palabra (requiere inicio de sesión en Formed.org) Prácticas y protocolos para los lectores de la Misa dominical de St. Clare Proclamación de la Palabra de Dios como lector (Arquidiócesis de Nueva York) Guía de pronunciación Videos de capacitación para lectores

Reflexión para el Ministerio de Lectores

La vuestra es participar en la obra del Espíritu del Señor que abre nuestros corazones a la santa palabra de Dios.

Vuestra es la tarea de contar nuestra historia familiar, la historia de salvación.

A vosotros os corresponde proclamar la palabra verdadera y salvadora de Dios.

Eres el mensajero del amor de Dios por nosotros.

Vuestra tarea es proclamar una palabra que interpele, confronte y capture nuestros corazones.

Proclamas una palabra que sana, consuela y consuela.

Vuestro es el ministerio de la mesa de la palabra de Dios, que alimenta el hambre y el anhelo de nuestro corazón por la verdad.

El tuyo es ofrecer la historia de las “grandes cosas que el Señor ha hecho por nosotros”

para que podamos acudir a la mesa de la Eucaristía con buenos motivos para dar gracias y alabar.

El tuyo es nada menos que el ministerio de la voz del Señor clamando en medio del pueblo de Dios.

~Austin Fleming, “Preparación para la liturgia, una teología y espiritualidad”~

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